viernes, 8 de abril de 2011

Magia.

Era una sensación indescriptible. Era pura magia y él, el mejor de los magos… Sentí cómo se me erizó el bello, cómo me brotaba una sonrisa de la nada… Él, agarrando mi cintura y yo agarrando sus manos. Dedos entrelazados a modo de compromiso. Unión de dos corazones, conexión de dos almas. No quería que nos soltáramos nunca. Tenía tantísimo miedo de perderle que cuando conseguí sujetarle me fue casi imposible separarme más de un centímetro de su lado. Me dolía el simple paso del aire entre nosotros. Me giré y me aferré a su cuerpo. Me temblaba hasta el más insignificante músculo, pero ahí estaba él, arropándome con el calor de sus labios y prometiéndome todo lo que siempre le había pedido. ¿Amor eterno? ¿Fidelidad? ¿Compromiso?. No. Lo único que le pedí fue que no me soltara nunca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario